No referimos es esos delicados hilos entre azul eléctrico y casi plateado que pueden verse sobre los nubarrones.
Otro desafío elegido por muchos aficionados a la fotografía y la
astronomía, son técnicamente llamadas nubes mesosféricas polares. Se
forman en la capa más alta de la atmósfera, entre los 75 y 85 km. de
altura, obviamente, están formadas por diminutos cristales de hielo y
son visibles hacia el final del ocaso.
Detalle importante, es que son visibles en latitudes cercanas a los polos. (Bueno. Habrá que viajar para verlas.)
Su origen es materia de estudio ya que no se sabe de ellas antes de la extraordinaria erupción del volcán Krakatoa (1885) por lo que la ceniza volcánica podría ser uno de los ingredientes. Pero hay otro más sorprendente aún: los meteoros.
De acuerdo a investigaciones de James Russell, de la Universidad Hampton, se habrían encontrado partículas del “humo de meteoros”, los que justamente, ingresan a esa altura de la atmósfera.
Recordemos que la “piedrita”, mientras está en el espacio, se llama meteoroide; cuando ingresa, se desintegra y se genera la nube de luz, meteoro; si algún trozo sobrevive y cae al suelo, meteorito.
Adjuntamos además, un esquema de las nubes y ángulo de la luz solar (NASA)
Por último, parece ser que en los últimos años, se ha incrementado la observación de nubes noctilucentes y en latitudes no tan “polares”, lo que algunos asocian al efecto invernadero y el cambio climático.
Como vemos, continuamos descubriendo fenómenos naturales no tan populares, que no dejan de sorprender y, en este caso, nos regalan belleza…
Detalle importante, es que son visibles en latitudes cercanas a los polos. (Bueno. Habrá que viajar para verlas.)
Su origen es materia de estudio ya que no se sabe de ellas antes de la extraordinaria erupción del volcán Krakatoa (1885) por lo que la ceniza volcánica podría ser uno de los ingredientes. Pero hay otro más sorprendente aún: los meteoros.
De acuerdo a investigaciones de James Russell, de la Universidad Hampton, se habrían encontrado partículas del “humo de meteoros”, los que justamente, ingresan a esa altura de la atmósfera.
Recordemos que la “piedrita”, mientras está en el espacio, se llama meteoroide; cuando ingresa, se desintegra y se genera la nube de luz, meteoro; si algún trozo sobrevive y cae al suelo, meteorito.
Adjuntamos además, un esquema de las nubes y ángulo de la luz solar (NASA)
Por último, parece ser que en los últimos años, se ha incrementado la observación de nubes noctilucentes y en latitudes no tan “polares”, lo que algunos asocian al efecto invernadero y el cambio climático.
Como vemos, continuamos descubriendo fenómenos naturales no tan populares, que no dejan de sorprender y, en este caso, nos regalan belleza…
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